viernes, 7 de noviembre de 2014

El salvoconducto a la Abundancia es encontrar tu talento

Hasta el momento las cosas han funcionado más o menos así: un niño va al colegio y allí descubre que de manera natural es bueno en alguna asignatura, digamos por ejemplo que en literatura. Sin embargo las matemáticas se le hacen cuesta arriba. El primer día que suspende un examen de matemáticas se da el pistoletazo de salida al drama porque ese mismo día apuntan al niño a clases de matemáticas y empiezan a hablarle de la importancia de éstas, algo que no le interesa mucho ni se le da muy bien y, por supuesto, sólo le dejarán dedicarle tiempo a la literatura cuando haya terminado con sus clases de refuerzo de matemáticas.

La historia ya sabes cómo termina. Algunos años después el niño ni es bueno en matemáticas porque nunca le interesaron [aunque acabó por aprobarlas] ni es bueno en literatura [puesto que no las ha cultivado]. Así que el resultado es una persona que no ha cultivado su don, al que nadie le ha explicado que cada persona tiene un talento natural y a la que nadie le ha explicado que ponerlo al servicio de los demás es la puerta del éxito y de la felicidad. Aunque, eso es verdad, esta persona damnificado por el sistema educativo nunca figurará en las estadísticas como “fracaso escolar”.

Me inspira mucho lo que Deepak Chopra cuenta en Las siete leyes espirituales del éxito que les dijo a sus hijos una y otra vez desde los cuatro años:

“No quiero que os preocupéis, nunca, por ganarse la vida. Si cuando seáis mayores no podéis ganaros la vida, yo os daré lo necesario, de manera que no os preocupéis por eso. No quiero que os concentréis en ser los mejores de la escuela, en obtener las mejores notas o en ir a la mejor universidad. En lo que realmente quiero que os concentréis es en preguntaros a vosotros mismos cómo podéis servir a la humanidad y cuáles son vuestros talentos únicos.
Porque cada uno tiene un talento único que nadie más tiene, y una manera especial de expresarlo que tampoco tiene nadie más”. Mis hijos acabaron estudiando en las mejores escuelas, obteniendo las mejores notas e incluso en la universidad son los únicos que son económicamente autosuficientes, porque ellos tienen su atención puesta en el propósito por el cual están aquí.

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¿Quieres conocer la idea que cambiará tu relación con la abundancia para siempre? El salvoconducto directo a la abundancia personal y también económica está basado en poner al servicio de los demás aquello que verdaderamente eres. Poner tus dones, tus talentos y todo aquello que se te da bien de manera natural al servicio de los demás es la llave que te abrirá la puerta de la abundancia. Busca un problema o necesidad que tengan otras personas o piensa cómo podrías crear algo que haga la vida mejor, más agradable, bonita económica o estimulante a otras personas o al Planeta y pon todo tu empeño en hacer esto de forma excelente ofreciendo tu don a esta causa.

La vida es como una enorme Escuela donde cada persona viene con diferentes enseñanzas que aprender aunque, sobre todo, con un aprendizaje capital que adquirir. Ese aprendizaje puede encontrarse en el ámbito de la pareja, el dinero, la familia, la salud… probablemente tú ya sepas cuál es el tuyo. Es fácil de reconocer porque es posiblemente una lección que te hará cuesta arriba y en la que ya te has examinado en varias ocasiones.

Por otro lado, recuerda que la esencia de la vida es la generosidad y la abundancia y que para que puedas acometer ese aprendizaje la vida te facilita también un don, algo en lo que de manera natural y sin esfuerzo destacas.

Este don puede encontrarse en cualquier ámbito de tu vida y puede consistir en la habilidad, destreza, olfato, intuición, capacidad, tendencia o facilidad para hacer cualquier asunto.
Como es algo que haces fácilmente, como no es una carrera universitaria, como es posible que nunca hayas ganado dinero con ello… puede ser que no lo valores o que no seas capaz de darte cuenta de que es un regalo que te ha hecho la vida y de que nadie más que tú en este momento y circunstancia puede cumplir con esta tarea mejor que tú. Tu responsabilidad, no sólo para contigo mismo, sino para con el resto de la Humanidad es ponerlo en práctica.

La Humanidad necesita que se lo ofrezcas a los demás ya que en caso de no hacerlo no sólo estarías interrumpiendo el flujo de abundancia de y hacia tu vida sino que estarás privándole de ese don a otras personas, por eso cuando lo haces la vida te premia con abundancia.

Sergio Fernández